Mientras los soldados ucranianos se refugiaban en la planta de acero de Azovstal, en Mariúpol, la médica Yulia Paievska se enfrentó a la peligrosa labor de evacuar a familias de una ciudad que era atacada.
Paievska, de 53 años, era bien conocida en Ucrania como Taira, un sobrenombre que usó por primera vez en el videojuego World of Warcraft.
Cuando los soldados rusos la capturaron el 16 de marzo sabían exactamente quién era. Paievska pasó tres meses cautiva, incapaz de comunicarse con su marido e hija, tras lo cual se convirtió en un símbolo de la valentía y la abnegación ucranianas.
En una entrevista con The New York Times, que se llevó a cabo mediante video desde la habitación del hospital de Kiev donde se recupera desde su liberación, gracias a un intercambio de prisioneros, Paievska acusó a sus captores de haberla torturado, hasta con golpizas constantes.
Pasé los tres meses en una celda, en el sótano… tan sólo podía ver un pedacito de cielo”, recordó.
De inmediato, se dio cuenta de que el trato de los rusos iba a ser duro. Después de ser capturada con su chofer, la llevaron a una cárcel en Donetsk, una ciudad ocupada por los rusos, donde pidió hacer una llamada telefónica. “Has visto demasiadas películas estadunidenses”, le dijeron. “No habrá ninguna llamada”.
La lanzaron a una celda helada y la interrogaron durante horas en repetidas ocasiones. Según Paievska, durante los primeros cinco días, no recibió alimentos, tan sólo medio vaso de agua al día.
Querían que les diera evidencias”, comentó, convencidos de que tenía información secreta sobre un ataque contra Rusia.
Los rusos la arrastraron frente a unas cámaras para un video de propaganda, difundido diez días después de su arresto, en el cual fue comparada con Hitler y acusada de usar niños como escudos.
Paievska fue puesta en confinamiento solitario y durante un mes se le privó de su medicina para la tiroides y de su inhalador para el asma.
Había grabado sus propios videos antes de que la capturaran, por medio de una cámara montada en la cabeza. El día previo a ser detenida, le dio una de sus tarjetas de memoria a unos periodistas de The Associated Press, que un mes después de la difusión del video ruso, publicó el testimonio.
Taira era entrenadora de aikido y diseñaba libros y cerámica antes de la revolución del Maidán en Ucrania, las protestas que produjeron la destitución de un presidente prorruso. Mientras miles de personas acampaban al aire libre en la plaza central de Kiev durante meses, Paievska se capacitó como médica de los manifestantes lesionados.
Cuando los separatistas con respaldo ruso comenzaron una guerra en el Donbás ese año, fue voluntaria en el frente. Se unió al ejército en 2018, donde dirigió el departamento de evacuación en un hospital móvil en Mariúpol, pero dejó el servicio militar en 2020 y continuó su labor como voluntaria. Según los cálculos de Paievska, capacitó a más de ocho mil personas en medicina táctica.
En la celda donde estuvo detenida, la higiene no la conoció.
No nos dieron toallas ni nada”, comentó. “Nada de pasta de dientes ni cepillo de dientes”. Recordó que en tres meses tan sólo le permitieron ducharse en una ocasión y nunca pudo salir del edificio para caminar en el patio.
El trato que recibió Paievska coincide con la tortura y la mala atención que ha documentado Naciones Unidas en las cárceles de la región de Donetsk desde 2014, cuando los separatistas con respaldo ruso tomaron el control de la zona.
En un informe publicado el verano pasado, Naciones Unidas mencionó que de cuatro mil 300 a cuatro mil 700 detenidos habían sido torturados y maltratados “sistemáticamente”.
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