Ismael «El Mayo» Zambada, el legendario líder del Cártel de Sinaloa, rompió su silencio en una audiencia en Nueva York, donde se declaró culpable de narcotráfico y confesó haber pagado sobornos a policías, militares y políticos mexicanos durante medio siglo. Además, reveló que su arresto en 2024 fue el resultado de un secuestro perpetrado por sus propios aliados, lo que añade un giro dramático a su captura.
La red de corrupción y narcotráfico: Zambada admitió que su organización sobornó a autoridades para operar sin obstáculos. «He pagado sobornos desde el inicio de mi carrera criminal», declaró, reconociendo que estos pagos fueron clave para el tráfico de más de 1.5 millones de kilos de cocaína a Estados Unidos. Los fiscales destacaron que esta red de corrupción permitió al cártel operar con impunidad durante décadas.
El secuestro y la entrega a EE.UU.: El capo narró que su captura fue el resultado de una trampa tendida por los herederos de «El Chapo» Guzmán, quienes lo secuestraron y entregaron a las autoridades estadounidenses. «Fui trasladado a la fuerza, sin mi consentimiento», afirmó, desmintiendo versiones que sugerían una entrega voluntaria. Este relato refuerza la idea de que las divisiones internas dentro del cártel fueron determinantes en su caída.
El legado de Zambada y las preguntas pendientes: Aunque Zambada evitó la pena de muerte al declararse culpable, su confesión ha reabierto el debate sobre la corrupción en México. Aunque no mencionó nombres, su testimonio sugiere que la complicidad de las autoridades fue fundamental para el crecimiento del narcotráfico. Mientras tanto, en Estados Unidos, su declaración es vista como un logro simbólico, aunque muchos cuestionan si esto realmente desmantelará el poder del Cártel de Sinaloa.
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