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El presidente Donald Trump ha sido un firme defensor del sector de las criptomonedas, convirtiéndose en una figura crucial para la industria en los últimos años. A pesar de haber sido inicialmente escéptico sobre el bitcoin, llegando a calificarlo como una “estafa” en el pasado, Trump ha transformado su postura, adoptando las criptomonedas con gran entusiasmo. La creciente aceptación de las monedas digitales y el auge de los precios, como el del bitcoin, que superó los 109.000 dólares poco antes de la investidura de Trump, demuestran un giro significativo en la política financiera bajo su liderazgo.

La industria de las criptomonedas, que ha pasado de los márgenes financieros al mainstream, se encuentra hoy en una encrucijada. A pesar de las críticas y la volatilidad que rodean a las criptomonedas, como el uso indebido por parte de criminales y estafadores, Trump ha lanzado su propia empresa de criptomonedas y ha prometido hacer de Estados Unidos la “capital cripto” del mundo. Esta propuesta incluye una serie de reformas ambiciosas, como la creación de una reserva estratégica de criptomonedas y la promulgación de regulaciones favorables que impulsen el desarrollo del sector. Los entusiastas de las criptomonedas esperan con ansias que estas promesas se materialicen pronto, dado el impacto positivo que tendrían en la economía digital y en la adopción generalizada de activos digitales.

Con la reciente victoria electoral de Trump, los precios de las criptomonedas, particularmente el bitcoin, han experimentado un aumento significativo. Esto se ha reflejado en un incremento de más del 5% en el precio del bitcoin justo antes de su investidura. La elección de Trump de figuras clave con afinidad hacia las criptomonedas para puestos importantes, como los departamentos de Tesoro y Comercio, así como la Comisión de Bolsa y Valores, ha generado gran optimismo en la comunidad cripto. Además, la creación de un “Consejo Presidencial de Asesores para Activos Digitales” encabezado por Bo Hines y la designación de David Sacks como “zar” cripto para su gobierno son pasos hacia la implementación de políticas que podrían facilitar el crecimiento de la industria.

Trump ha manifestado su intención de diseñar un marco regulatorio claro y directo para las criptomonedas, con el objetivo de promover su aceptación y desarrollo sin sofocar la innovación. En lugar de políticas restrictivas, su gobierno se comprometería a crear regulaciones favorables, tal como lo prometió durante su campaña, buscando evitar los excesos de la administración de Biden en cuanto a la supervisión del sector.

Además de las políticas regulatorias, Trump ha propuesto la creación de una “Reserva Estratégica de Bitcoin”, similar a la reserva de oro de Estados Unidos, con el objetivo de acumular bitcoin como un activo nacional. Este plan busca diversificar las tenencias del gobierno estadounidense y protegerlo contra posibles crisis financieras, además de solidificar la legitimidad del bitcoin a nivel institucional. Sin embargo, la volatilidad inherente al bitcoin sigue siendo un punto de debate, ya que algunos críticos advierten sobre los riesgos asociados a su adopción como reserva de valor.

Un aspecto particularmente destacado en la conferencia de bitcoin fue la promesa de Trump de conmutar la cadena perpetua de Ross Ulbricht, el fundador del sitio web Silk Road. Este caso ha sido un tema candente entre defensores de las criptomonedas y activistas libertarios, quienes consideran que la sentencia fue excesiva y que la persecución de Silk Road fue una infracción a las libertades civiles.

A medida que la industria cripto espera que las promesas de Trump se materialicen, el impacto de sus políticas podría ser trascendental para la adopción masiva de las criptomonedas en Estados Unidos y en el mundo. Con medidas concretas que favorezcan el sector y promuevan una integración más profunda con la economía global, Trump podría consolidarse como un defensor clave de las monedas digitales en la próxima era económica.

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