El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha advertido que impondrá aranceles de represalia a Estados Unidos si el presidente Donald Trump cumple con su promesa de aumentar los impuestos a las importaciones en un 50%. Esta medida es una respuesta a lo que Lula considera una interferencia en el juicio penal en Brasil contra su predecesor, Jair Bolsonaro.
Lula ha afirmado que activará la ley de reciprocidad de Brasil si las negociaciones con Estados Unidos fracasan. «Si no hay negociación, la ley de reciprocidad se pondrá en marcha. Si él nos cobra un 50% (de aranceles), nosotros les cobraremos un 50% a ellos», dijo Lula a TV Record. «El respeto es bueno. Me gusta ofrecer el mío y me gusta recibirlo».
Las declaraciones de Lula aumentan el riesgo de una guerra de aranceles entre los dos países, similar a la que ha ocurrido entre Estados Unidos y China. Trump ha prometido responder con fuerza si las naciones buscan castigar a Estados Unidos añadiendo aranceles propios. Esta situación ha generado preocupación en el ámbito internacional, ya que podría afectar las relaciones comerciales y políticas entre ambos países.
El presidente del Senado brasileño, Davi Alcolumbre, y el presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Motta, coincidieron en que la ley de reciprocidad da a Brasil los medios necesarios para proteger su soberanía. «Estaremos listos para actuar con equilibrio y firmeza en defensa de nuestra economía, nuestro sector productivo y la protección de los empleos brasileños», afirmaron en una declaración conjunta.
La carta de aranceles que Trump envió a Brasil, y que publicó en las redes sociales, critica el juicio de «cacería de brujas» contra Bolsonaro, abriendo un nuevo frente en sus guerras comerciales. Trump ha utilizado los aranceles para interferir en la política interna de otras naciones, lo que ha generado controversia y críticas en la comunidad internacional.
Lula ordenó a sus diplomáticos que devolvieran la carta de Trump si llega físicamente al palacio presidencial en Brasilia. El documento ataca al poder judicial del país y menciona fallos recientes sobre empresas de redes sociales entre las razones por las cuales los bienes de Brasil tendrán aranceles más altos a partir del 1 de agosto.
Las negociaciones comerciales que estaban en curso desde que Trump impuso un primer conjunto de aranceles en abril ahora están «en el aire», según un miembro del personal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. Esto ha generado incertidumbre en el ámbito económico y político, ya que podría afectar las relaciones comerciales y la estabilidad económica de ambos países.
La interferencia de Trump en los asuntos brasileños ha generado un sentido de unidad en Brasil, que estaba en gran medida ausente en una nación políticamente dividida. Algunos aliados de Bolsonaro han criticado a Lula por otras decisiones, pero otros han optado por pedir prudencia en las negociaciones.
El diario O Estado de S. Paulo, un crítico de Lula y su gobierno, señaló en un editorial que el movimiento de Trump contra el gobierno brasileño es «una cosa de la mafia». También dijo que la reacción de Lula fue la correcta, lo que es poco común para el periódico.
«Trump se entromete de una forma degradante en los asuntos de Brasil», señala el editorial. «Es cierto que Trump no tiene respeto por la liturgia y los rituales de las relaciones entre Estados, pero incluso para sus estándares, la carta enviada al gobierno brasileño cruzó todos los límites».
Aunque Trump ha hablado con dureza, no necesariamente ha producido los resultados políticos deseados en el extranjero. Los analistas consideran que el intento de Trump de interferir en los asuntos internos de Brasil podría ser un revés para Bolsonaro durante su juicio y un impulso para Lula, cuya candidatura a la reelección enfrentaba vientos de impopularidad este año.
«La reacción de mucha gente es que esto es un regalo político para Lula», comentó Andre Pagliarini, profesor de historia y estudios internacionales en la Universidad Estatal de Luisiana. Thomas Traumann, consultor político independiente y exministro brasileño, calificó el movimiento de Trump como «un cambio de juego» para las elecciones del próximo año.
«Trump puso a Lula de nuevo en el juego», afirmó Traumann. «Esto le da a Lula una narrativa, pone a Bolsonaro como la parte culpable de cualquier problema económico».
En mayo, el Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos dictaminó que Trump había excedido su autoridad al declarar una emergencia para imponer aranceles sin la aprobación del Congreso. El gobierno de Trump apeló esa decisión, pero los opositores planean usar su carta a Brasil para fortalecer su caso.
El gobierno republicano ha argumentado que sus aranceles ahora son relativamente inofensivos para la economía de Estados Unidos, ya que la inflación ha tenido una tendencia a la baja en los últimos meses. Sin embargo, muchas empresas han acumulado importaciones para adelantarse a los aranceles, y no está claro qué sucederá cuando sus inventarios disminuyan y los consumidores consideren el riesgo de precios más altos. La mayoría de los análisis económicos externos prevén que el crecimiento disminuya.
En Brasil, se prevé que el interés de Trump en el juicio de Bolsonaro pese sobre el juicio. Los medios de comunicación han informado que los legisladores y jueces están preocupados de que el expresidente intente salir de Brasil hacia Estados Unidos si es declarado culpable. El pasaporte de Bolsonaro fue confiscado por el Supremo Tribunal Federal de Brasil debido a que existe el riesgo de que se fugue.
El legislador Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, se mudó a Estados Unidos en marzo. El miércoles por la noche, pidió a sus seguidores en la red social X que publicaran «su agradecimiento al presidente Donald Trump».
En la entrevista del jueves, Lula señaló que el mayor de los Bolsonaro «debería asumir la responsabilidad de estar de acuerdo con la imposición de aranceles de Trump a Brasil». «Su hijo fue allí para influir en la decisión de Trump, luego él (Trump) escribe una carta para hablar sobre un caso que está en manos del Supremo Tribunal. Un caso que no es un juicio político. Lo que se está investigando es la evidencia del caso», dijo Lula.
