La península de Corea está enfrentando una ola de calor sin precedentes que ha provocado al menos siete muertes y más de 1,200 hospitalizaciones en Corea del Sur. Mientras tanto, en Corea del Norte se registran temperaturas récord y advertencias oficiales, aunque no se han confirmado cifras de víctimas.
Según la Agencia para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea del Sur (KDCA), desde el 15 de mayo se han registrado 1,228 pacientes atendidos en salas de emergencia por patologías relacionadas con las altas temperaturas. Esta cifra representa más del doble de los casos reportados en el mismo período del año anterior.
La ola de calor, que se ha intensificado en julio, ya ha causado siete fallecimientos atribuidos directamente a golpes de calor, frente a los tres reportados en todo 2024. Solo el martes 9 de julio, 238 personas fueron atendidas en hospitales por síntomas relacionados con el calor extremo. Ese mismo día, la capital, Seúl, alcanzó los 37.7°C, la temperatura más alta registrada en los primeros días de julio desde que comenzaron los registros en 1908. El récord anterior era de 36.8°C, registrado el 9 de julio de 1939, lo que significa que este récord se mantuvo intacto durante 86 años.
Además de Seúl, otras ciudades surcoreanas también experimentaron temperaturas inusualmente altas. Es la primera vez que se observan temperaturas superiores a los 40°C en el mes de julio en Corea del Sur. Algunas de estas temperaturas se reportaron incluso en Paju, una ciudad cercana a la frontera con Corea del Norte.
Según el pronóstico del servicio meteorológico nacional, la ola de calor podría continuar hasta el 16 de julio, cuando se esperan lluvias en la capital y en la parte occidental de la provincia de Gangwon. Mientras tanto, las autoridades sanitarias han elevado el nivel de alerta y recomiendan evitar la exposición prolongada al sol, mantenerse hidratado y vigilar a las personas más vulnerables, como adultos mayores, niños y personas con enfermedades crónicas.
Al otro lado de la frontera, Corea del Norte también enfrenta una ola de calor intensa, aunque sin datos oficiales sobre víctimas o afectados. Los medios estatales han confirmado temperaturas extremas, pero no han publicado cifras relacionadas con hospitalizaciones o fallecimientos. El diario oficial norcoreano Rodong Sinmun informó que ciudades del centro y norte del país alcanzaron hasta 37°C el martes, mientras que en la capital, Pionyang, el termómetro llegó a 34°C, aproximadamente cuatro grados por encima del promedio habitual para esta época del año. Otras ciudades como Kaesong y Sariwon reportaron máximas de hasta 35°C.
La humedad relativa superó el 70%, provocando un efecto de «sensación térmica» aún mayor. También se han reportado noches tropicales, es decir, noches con temperaturas mínimas superiores a los 25°C, lo que impide el descanso adecuado y agudiza el impacto en la salud. Aunque Corea del Norte no ha informado oficialmente de muertos o heridos, los medios estatales han publicado advertencias y recomendaciones para enfrentar las altas temperaturas. El Rodong Sinmun instó a la población a evitar ejercicios prolongados al aire libre, consumir alimentos frescos y mantenerse hidratado, prevenir la insolación, la malaria y las intoxicaciones alimentarias, y reforzar el cuidado de los cultivos agrícolas, especialmente en los arrozales, con gestión eficiente del agua, fertilización adecuada y uso de activadores nutricionales.
También se prevé que la ola de calor en Corea del Norte continúe al menos hasta el 16 de julio, según medios oficiales, alineándose con las proyecciones meteorológicas del sur. El impacto del calor va más allá de la salud humana. En Corea del Sur, las autoridades temen que los servicios de salud se vean sobrecargados si las temperaturas extremas se prolongan. En Corea del Norte, donde el sistema de salud es más limitado y la seguridad alimentaria es frágil, la ola de calor podría tener consecuencias especialmente graves sobre los cultivos y la población vulnerable.
En ambos países, las autoridades insisten en la necesidad de proteger a los grupos de riesgo, reducir la exposición al sol durante las horas más calurosas (entre las 11 y las 16 horas), usar ropa ligera, mantener una buena hidratación y seguir las recomendaciones oficiales. La situación en la península coreana es un nuevo ejemplo de los efectos extremos del cambio climático, que cada vez con mayor frecuencia provocan temperaturas históricas, desastres naturales y presión sobre los sistemas de salud y agricultura.