En las aguas profundas del Caribe, donde el tráfico de drogas mueve miles de millones de dólares al año, se libró este fin de semana una batalla que pocos vieron, pero cuyos efectos se sentirán en las calles de EE.UU.. Una lancha rápida, cargada con 377 paquetes de cocaína (casi una tonelada), fue interceptada y destruida por un equipo conjunto de Estados Unidos y República Dominicana, en un operativo que las autoridades han calificado como «ejemplar» en la lucha contra el narcoterrorismo. Lo que comenzó como una alerta de inteligencia terminó con la incautación de uno de los cargamentos más grandes decomisados en la región en los últimos meses.
Todo empezó cuando agencias de seguridad del Comando Sur de EE.UU. detectaron el movimiento de una embarcación sospechosa que, según los informes, había partido de Sudamérica con rumbo a República Dominicana. El plan de los narcotraficantes era claro: usar el país como plataforma para luego distribuir la droga en territorio estadounidense, una estrategia que ha ganado fuerza en los últimos años debido a la menor vigilancia en comparación con otras rutas. Ante la amenaza, las autoridades dominicanas —en coordinación con la DNCD y la Armada— activaron sus protocolos, mientras que fuerzas aéreas de EE.UU. se preparaban para interceptar la embarcación.
El momento crucial llegó cuando la lancha, ya cerca de Isla Beata (Pedernales), fue neutralizada por un ataque aéreo, evitando que la droga llegara a su destino. Tras la explosión, equipos especializados dominicanos recuperaron 13 pacas con los 377 paquetes de cocaína, aunque 60 de ellos quedaron destruidos en el operativo. Los paquetes, que presentaban diferentes sellos y empaques, fueron enviados al INACIF para su análisis, donde se confirmará su composición y pureza, aunque las primeras estimaciones apuntan a que se trata de cocaína de alto grado, con un valor en el mercado negro que podría superar los 25 millones de dólares.
Este operativo no solo representa un golpe contundente a los carteles, sino también un cambio de paradigma en la lucha contra el narcotráfico en el Caribe. Por primera vez, República Dominicana y Estados Unidos trabajaron en estrecha colaboración para desmantelar una red de tráfico internacional, algo que, según la DNCD, «demuestra que la cooperación es la clave para combatir este flagelo». Sin embargo, los expertos advierten que, aunque este es un avance significativo, las organizaciones criminales no se rendirán fácilmente. «Esperamos que ahora recurran a métodos más sofisticados, como submarinos o drones, para evadir la vigilancia», señaló un analista en seguridad.
Mientras el caso sigue bajo investigación, con el Ministerio Público buscando identificar a los responsables, queda claro que la guerra contra el narcotráfico en el Caribe ha entrado en una nueva fase. Una donde la tecnología, la inteligencia y la cooperación internacional serán decisivas para cortar el flujo de drogas que, año tras año, devasta comunidades en ambos lados del Atlántico.