Seúl, Corea del Sur – El Tribunal Constitucional de Corea del Sur ha destituido al presidente Yoon Suk-yeol de manera unánime este viernes, tras su controvertida declaración de ley marcial. La decisión, respaldada por los ocho jueces del máximo tribunal, obliga al país a celebrar elecciones presidenciales anticipadas en un plazo máximo de 60 días.
Decisión Unánime
El fallo, que requería el apoyo de al menos seis de los ocho magistrados, fue leído por el presidente interino del tribunal, Moon Hyung-bae. La destitución de Yoon es inmediata e irrevocable, dejándolo formalmente apartado del cargo.
Contexto de la Suspensión
Yoon Suk-yeol había estado suspendido de sus funciones por más de 100 días, luego de que la Asamblea Nacional aprobara una moción para su destitución tras su declaración de la ley marcial el 3 de diciembre. El tribunal concluyó que Yoon violó la Constitución al declarar la ley marcial y al enviar al Ejército al Parlamento para impedir que los legisladores anularan el decreto.
Argumentación del Tribunal
El tribunal argumentó que Yoon incurrió en una violación sustancial de la ley al impedir el ejercicio de las funciones legislativas. Además, concluyó que el presidente infringió disposiciones constitucionales al violar el derecho de los legisladores a deliberar y votar, así como su inmunidad parlamentaria.
Uso de Fuerzas Armadas
El tribunal también señaló que Yoon utilizó fuerzas armadas con fines políticos, lo que constituyó una grave transgresión de la neutralidad política del Ejército y de su deber como comandante en jefe.
Reacciones y Transición
El proceso ha estado marcado por una fuerte polarización social y política, con protestas masivas en todo el país y encuestas que mostraban alrededor del 60% de apoyo ciudadano a la destitución. El principal partido opositor celebró la decisión como una «victoria del pueblo», mientras que el partido oficialista declaró que «acepta humildemente» el veredicto del tribunal.
El presidente interino Han Duck-soo aseguró que el Gobierno trabajará para garantizar una transición de liderazgo sin contratiempos hasta la elección del nuevo jefe de Estado, prometiendo que no habrá vacíos en áreas clave como la seguridad nacional y la política exterior durante el periodo de interinidad.
