viernes 26 de julio de 2024 22:56 pm

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La Ciudad inicia un esquema de adiestramiento en las sedes diplomáticas latinoamericanas, para que sus funcionarios aprendan a detectar alarmas de crisis emocionales. Algunos activistas y recién llegados creen que la idea es acertada, pero es solo una “gota de agua en el desierto”.

Miles y miles de nuevos inmigrantes suramericanos han llegado a la Ciudad de Nueva York desde la primavera pasada. Un flujo sorpresivo marcado por historias personales que en su mayoría han estado antecedidas por una espantosa presión emocional. 

Una presión que no cesa tampoco cuando se está de este lado de la frontera. Es más, para muchos, se hace más intensa.

La peligrosa travesía que implica cruzar varios países, enfrentando mafias en la ruta, pasa luego por otros momentos más angustiantes: Que sea imposible pasar. Que se levante un “muro” en los límites entre México y Estados Unidos. Que se cierren las puertas al destino que se trazó como un “sueño”.

En este momento, cuando la Ciudad de Nueva York busca espacios físicos y recursos para recibir a una ola migratoria que no se detiene, se despierta también una demanda latente difícil de cuantificar en una urbe que hace pocos meses fue el epicentro de la pandemia. Pero desde hace varias décadas ha enfrentado una epidemia de salud mental trazada por abuso de sustancias, depresión, ansiedad, stress…

En esta dirección, el Departamento de Salud e Higiene Mental de la Ciudad de Nueva York (DOHMH) dio la primera campanada de un entrenamiento en primeros auxilios de salud mental para personal de embajadas y consulados, para que funcionarios que atienden a sus connacionales en tramitaciones cotidianas, también estén en la capacidad de encender alarmas y detectar banderas de riesgo.

Casi siempre las sedes diplomáticas, representan una parada natural obligatoria y de confianza de los inmigrantes en el camino de adaptación a su nueva realidad.

Colombia fue la primera misión consular que inició el entrenamiento de su personal en primeros auxilios de salud mental. Justamente uno de los países que está en la lista de los diez emisores de inmigrantes latinoamericanos a la Gran Manzana en los últimos meses. 

Hablar sin miedo

En la sede del consulado de la nación cafetera en Manhattan se inició esta experiencia para los 18 funcionarios que trabajan de cara al público.

Martha Hernández, del Centro para la Equidad en Salud y el Bienestar Comunitario del DOHMH aclara que este entrenamiento tiene sus límites: “No implica que en este caso los funcionarios consulares estarán en la capacidad de diagnosticar condiciones de salud mental. Se genera un espacio para poder detectar algunas banderas de riesgo. Y lo más importante, estar consciente de que se pueden hablar de estos temas sin miedo”.

Hernández espera que esta primera experiencia, sea replicada en otros consulados latinoamericanos, por tratarse de espacios seguros y de confianza para los inmigrantes. La estrategia se fundamenta en tener una “puerta de entrada” para la promoción de la salud mental entre los recién llegados y también los que vinieron desde hace muchos años. 

Desde que arrancó esta iniciativa, por lo menos 155,000 neoyorquinos han sido entrenados en este abordaje muy específico de primeros auxilios.

“La internalización de estas destrezas, puede prevenir el comienzo de una crisis grave de salud mental y reducir su impacto, al igual de la posibilidad de transmitir a las personas lo más importante: Que necesitan ayuda, que no pueden solas y que podrían existir programas para ellos, independientemente de su estatus migratorio”, remarcó la portavoz del DOHMH.

eldiariony.com

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