El porcentaje de desabastecimiento a nivel nacional fue de 43 % para la semana pasada. El problema se hizo evidente en la primavera de 2021, pero se acentuó en febrero de este año.
Padres y madres en Estados Unidos están luchando por encontrar formas de llenar sus alacenas de latas de leche en polvo, un producto que escasea en los almacenes de toda la nación. Según la plataforma de datos sobre consumo Datasembly, el porcentaje de desabastecimiento a nivel nacional fue de 43 % para el 8 de mayo. Esto ha llevado a que las tiendas minoristas limiten las compras de los usuarios y que se disparen las reventas en línea.
“Tengo dos hijos. No pude encontrar latas en el sitio web. Puedo hacer la compra hoy. Puedo pagar en efectivo”, le dijo Ashley Hernández, una madre de 35 años, a The New York Times, agregando que el precio de las latas en eBay ascendía a hasta los US$ 120.
Algunas madres como Sara Khan han dependido de amigos y familiares, quienes le ha estado enviando cajas de leche cada vez que encontraban una, desde Boston, Nueva York o Baltimore. Ella se manifiesta angustiada ante los anaqueles vacíos de las farmacias CVS y Walgreens o los supermercados Target, ya sea en Washington o sus alrededores.
“Es absurdo”, le dijo a la AFP esta mujer, confesando que llegó a importar leche de Alemania. “Apenas nació mi bebé, noté que había un problema y la semana que viene cumplirá siete meses”, agregó Khan.
En Estados Unidos, la leche en polvo es una parte esencial de la dieta del 75 % de los bebés mayores de 6 meses. Esto significa que la escasez bien podría dejar una marca significativa en el desarrollo futuro de los niños.
¿A qué se debe la escasez de leche en polvo en el país?
El problema se hizo evidente en la primavera de 2021, cuando los retrasos en la cadena de suministros por la pandemia se multiplicaron. Aunque los principales proveedores del mercado estadounidense como Nestlé, Reckitt y Abbott fabrican sus productos en Estados Unidos, los ingredientes cruciales se importan de países como China. A esto se sumó el disparo de la inflación a cifras no vistas desde 1982, lo que encareció este y otros productos.
“Sabemos que muchos consumidores no han podido acceder a la leche en polvo infantil y a los alimentos médicos que están acostumbrados a usar”, dijo Robert M. Califf, de la agencia de medicamentos federal FDA, en un comunicado el martes por la noche.
“Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para garantizar que haya un producto adecuado disponible, dónde y cuándo lo necesiten”, aseguró.
Sin embargo, el verdadero impacto se sintió desde el pasado 17 de febrero, cuando el fabricante Abbott Nutrition anunció la “retirada voluntaria” de su planta en Michigan de leches en polvo tras la muerte de dos bebés relacionada presuntamente con infecciones bacterianas por el consumo de la fórmula Similac, utilizada por millones de familias estadounidenses.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) encontró tras una investigación que la fábrica de Abbott en Michigan no respetó las medidas de higiene requeridas. La compañía cuestionó el informe publicado por la FDA, pero medios estadounidenses informaron que ya se sabía de las fallas de higiene en la planta seis meses antes del escándalo, según un denunciante anónimo.
La producción aún no se ha reanudado, empeorando la escasez ya provocada por problemas en la cadena de suministro y la falta de mano de obra derivados de la pandemia de covid-19.
Habitualmente, los hospitales y los pediatras entregan a los padres varias muestras de leche en polvo para poder determinar cuál es la mejor para el bebé. Pero pocos todavía tienen muestras en stock.
La falta de leche en polvo es sumamente frustrante, sobre todo cuando hay bebés que tienen necesidades muy específicas. Incluso para los niños que no tienen una sensibilidad particular a la leche, la situación es complicada, apunta Sara Khan.
“No es tan fácil” cambiar de leche, dice. Al bebé le debe gustar el sabor de la nueva leche y no debe causarle otros trastornos, como estreñimiento.
El miércoles, Abbott dijo que “lamenta profundamente la situación”.
“Desde la retirada de las leches del mercado, hemos estado trabajando para aumentar el suministro en nuestras otras plantas registradas por la FDA, incluso trayendo Similac desde nuestra sede en Cootehill, Irlanda, por aire, y produciendo más Similac y Alimentum líquidos”, afirmó la empresa.
Ahora, con la escasez en los titulares de periódicos y canales de televisión, este caso está tomando un giro político.
“Exijo la acción de la FDA (dirigida por la administración) Biden para abordar esta crisis de leche de fórmula para bebés. Los padres de todo Estados Unidos no pueden esperar ni un segundo más”, tuiteó la congresista republicana Elise Stefanik.
Otros, como la representante Marjorie Taylor Green, instaron a Biden a reducir el apoyo a Kiev por la guerra. Green deploró en Twitter que “el Congreso quiere enviar casi 40.000 millones de dólares para Ucrania, mientras que las madres estadounidenses no encuentran leche para bebés”.
En un comunicado, el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, calificó la escasez de “escandalosa e inaceptable”, e instó al presidente Joe Biden a “tomar control de la situación rápidamente”.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró a CNN a principios de esta semana que la administración Biden estaba trabajando “día y noche” para encontrar soluciones.
Varios congresistas, incluyendo algunos demócratas como Abby Finkenauer (D – Hawái), le han pedido a Biden utilizar la Ley de Producción de Defensa creada en 1950 en la antesala de la Guerra de Corea, la cual le permite al gobierno federal obligar a las empresas a priorizar la producción de ciertos productos.
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