Familias denuncian que a pesar de su “patriotismo” y de haber señalado al reino saudita como responsables de los ataques terroristas de 9/11, Donald Trump está celebrando un torneo de golf con ellos en NJ. Además, en esos terrenos hace apenas dos semanas fue enterrada su ex esposa Ivana.
Contradiciendo su tan promovido patriotismo, el polémico ex mandatario republicano Donald Trump ha indignado a familiares de fallecidos en los ataques terroristas de 9/11 por organizar un torneo de golf en Nueva Jersey con el gobierno saudita, que él mismo ha asociado con el origen de la tragedia del 11 de septiembre de 2001.
El “Torneo de Golf LIV” (LIV Golf Tournament) se está celebrando a unas 50 millas del ataque al World Trade Center (NYC), en el “Trump Country Club” en Bedminster, Nueva Jersey. En esos terrenos además hace apenas dos semanas. fue enterrada su ex esposa Ivana Trump. Al menos dos de los tres hijos de la pareja han sido fotografiados en el evento: Ivanka y Eric.
En concreto, las familias afectadas por la tragedia están indignadas de que el gobierno de Arabia Saudita sea patrocinador del evento, y lo consideran un truco de relaciones públicas para cambiar la imagen de ese reino.
El presidente demócrata Joe Biden también fue criticado incluso por su propio partido por visitar recientemente esa nación petrolera, cuestionada en materia de derechos humanos, incluyendo en 2018 el asesinato de Jamal Khashoggi, colaborador de The Washington Post.
En el caso del torneo de Trump, la organización “9/11 Families United” dice que al príncipe heredero de Arabia Saudita no le importa el deporte, pero está intentando blanquear la historia, usando su influencia petrolera, indicó ABC News.
“El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, los está explotando para mejorar la imagen del reino saudita en EE.UU. al asociar el reino con un deporte respetado y tradicional”, dijo la líder de “9/11 Families United”, Terry Strada, quien perdió a su esposo en el ataque terrorista en Nueva York. “Para distraer atención de su papel en desatar el extremismo en el mundo, aterrorizando a nuestros niños, asesinando a nuestros seres queridos e hiriendo a miles de sobrevivientes”.
Las familias llaman a este esfuerzo “lavado deportivo” y están profundamente preocupadas de que golfistas profesionales como Phil Mickelson, Dustin Johnson, Bryson Dechambeau y Sergio García se estén convirtiendo en portavoces de los saudíes, en el evento organizado por Trump. Otros que han anunciado su participación son Charles Barkley y Caitlyn Jenner.
Los parientes de las víctimas creen que el presidente Biden debería responsabilizar al príncipe saudí por el 11 de septiembre y están llamando “dinero ensangrentado” al que se entrega a los golfistas en este evento.
“En una entrevista con Fox & Friends el 17 de febrero de 2016, Trump dejó en claro quién pensaba que era el responsable (de 9/11) diciendo: “¿Quién hizo estallar el World Trade Center? No fueron los iraquíes, fue Arabia Saudita. Eche un vistazo a Arabia Saudita, abra los documentos”, recordó ayer en Twitter el comentarista político Brian Walsh.
Pero ahora en declaraciones a ESPN, Trump afirmó que “Desafortunadamente, nadie ha llegado al fondo del 11 de septiembre, y deberían haberlo hecho”.
Casi 3 mil personas murieron en los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington DC y Pensilvania, en el peor ataque terrorista en la historia de Estados Unidos. Sólo 60% de las víctimas mortales de ese día han sido identificadas. Y varios más han fallecido o reportado enfermedades en años posteriores, a consecuencia de los hechos.
El colapso del WTC envió una nube de polvo espeso sobre el Bajo Manhattan y hubo incendios durante semanas. Miles de trabajadores de la construcción, oficiales de policía, bomberos, voluntarios y otros pasaron tiempo trabajando en el hollín, a menudo sin la protección respiratoria adecuada.
El FDNY fue el grupo de socorristas más afectado el 11 de septiembre de 2001, perdiendo 343 miembros en el sitio del WTC y 253 más tarde muriendo de enfermedades relacionadas, dijeron los líderes sindicales al New York Post el año pasado.
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