Condenado por matar a Enrique Camarena, un agente de la DEA que trabajaba encubierto, el capo de la droga era buscado activamente por el FBI.
Un capo de la droga condenado por orquestar la tortura y el asesinato de un agente antidrogas fue capturado en el norte de México el viernes, según funcionarios mexicanos, lo que hace que ese caso que durante mucho tiempo ha sido una fuente de tensión con Estados Unidos esté más cerca de su resolución.
El capo de la droga, Rafael Caro Quintero, fue capturado en un operativo conjunto que involucró a la Marina mexicana y la oficina de la Fiscalía General del país cerca del pueblo de San Simón en el estado de Sinaloa, según dijeron los funcionarios mexicanos.
Caro Quintero fue descubierto escondido entre unos arbustos por una perra de búsqueda llamada Max, según un comunicado de la Marina mexicana.
El fiscal general estadounidense, Merrick B. Garland, dijo que Estados Unidos buscaría su extradición inmediata.
Las autoridades aseguraron que se emitieron dos órdenes de arresto contra Caro Quintero, así como una solicitud de extradición a Estados Unidos. Desde 2020, el veterano capo del narcotráfico ha estado acusado de varios cargos de tráfico de drogas en un tribunal federal de Brooklyn, según los registros judiciales.
Caro Quintero fue declarado culpable de planear el asesinato en 1985 del agente de la DEA Enrique Camarena, conocido como Kiki, y fue incluido en la lista de los 10 criminales más buscados del FBI en 2018 después de haber sido liberado en 2013 por un tecnicismo legal. Desde entonces, ha estado prófugo.
En una acción que tomó por sorpresa a las autoridades estadounidenses, Caro Quintero había cumplido 28 años de su sentencia de 40 años cuando un juez lo puso en libertad de manera abrupta y dictaminó que había sido juzgado indebidamente en un tribunal federal en vez de un tribunal estatal por el asesinato de Camarena.
La tortura y el asesinato de Camarena, quien trabajaba como un agente encubierto, se consideró como un punto de inflexión en la violenta guerra del gobierno mexicano contra los cárteles de la droga, y durante mucho tiempo ha sido un tema doloroso para los funcionarios de los cuerpos de seguridad de Estados Unidos, así como una fuente de fricciones con Washington.
El brutal asesinato de Camarena es considerado como uno de los peores episodios en la historia de la DEA y durante mucho tiempo, al interior de la agencia, la captura de Caro Quintero habia sido una tarea pendiente.
“No hay escondite para nadie que secuestre, torture y asesine a las fuerzas del orden estadounidenses”, dijo Garland el viernes en un comunicado, al tiempo que agradeció a las autoridades mexicanas y añadió que el arresto fue “la culminación del trabajo incansable de la DEA y sus socios mexicanos”.
La captura del infame capo de la droga, que fue uno de los fundadores del ahora desaparecido Cártel de Guadalajara, se produce pocos días después de que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se reuniera con el presidente Biden en Washington.
En una declaración conjunta después de la reunión, ambos líderes dijeron que habían “reafirmado nuestro compromiso de trabajar juntos para abordar los principales problemas de seguridad que afectan a nuestras naciones, incluidos los desafíos del fentanilo, el tráfico de armas y el contrabando de personas”.
Horas después de la detención de Caro Quintero, un helicóptero Black Hawk se impactó en las afueras de la cercana ciudad de Los Mochis, un incidente en el que murieron 14 infantes de Marina que estaban a bordo. Sin embargo, según funcionarios mexicanos, aún no hay evidencia que indique que los dos eventos estén relacionados.
Es probable que la captura de Caro Quintero sea vista como una victoria importante para López Obrador, quien ha presidido uno de los periodos más sangrientos en la historia de México, a pesar de prometer abordar el crimen y sofocar la violencia.
El arresto también sugiere una cooperación continua entre las fuerzas de seguridad estadounidenses y mexicanas, una relación que se ha tornado cada vez más tensa desde que el año pasado se aprobó en México una ley que restringe las actividades de los agentes extranjeros y elimina su inmunidad diplomática.
La operación “requiere un intercambio fluido de información entre los soldados de la Marina y las agencias estadounidenses”, dijo Alejandro Hope, analista de seguridad de Ciudad de México. “Es una señal de que al menos en esa instancia, a nivel de agencia, esa cooperación persiste”.
Pero a pesar de su significado simbólico, los analistas advierten que, en la práctica, las repercusiones del arresto de Caro Quintero serán limitadas, pues es probable que ya no sea una figura importante en el mundo del crimen organizado mexicano, que se ha fragmentado cada vez más en los últimos años y está menos centrado en los principales líderes de los cárteles.
“En términos de relaciones bilaterales, como ceder a la presión de la DEA, esto es importante”, dijo Falko Ernst, analista sénior del International Crisis Group. “Pero si lo vemos desde la perspectiva de lo que esto repercute en el conflicto armado en el terreno y sobre ofrecer soluciones a la violencia, él seguía siendo un jugador, pero no un actor crucial”.
No obstante, en la historia de las drogas en México, Caro Quintero sigue siendo una figura importante. Conocido como el “narco de los narcos”, fue un pionero en la producción y el tráfico de cantidades masivas de drogas a Estados Unidos.
Según la acusación de 2020 en su contra, Caro Quintero lideró una vasta red de tráfico que comenzó al menos desde 1980 y fue responsable de la fabricación y exportación de “cantidades de varias toneladas de heroína, metanfetamina y marihuana desde México hacia Estados Unidos”.
Su organización también fue responsable del envío de toneladas de cocaína desde Sudamérica a Estados Unidos, según la acusación, lo que generó millones de dólares en ganancias que luego se lavaron en México.
La acusación también señaló que los líderes de la organización de Caro Quintero “emplearon sicarios o asesinos, quienes llevaron a cabo numerosos actos de violencia, incluidos asesinatos, asaltos, secuestros y actos de tortura”.
Sin duda, el más infame de esos actos fue el asesinato de Camarena en 1985.
El agente de la DEA había estado trabajando de encubierto en México cuando fue secuestrado en febrero de ese año. Según los informes, Caro Quintero se enfadó con la agencia estadounidense después de que Camarena ayudó a descubrir una plantación masiva de marihuana valorada en 160 millones de dólares.
Camarena padeció torturas brutales antes de ser asesinado: un experto forense dijo que lo mataron con golpes en la cara y la cabeza con un objeto sólido. Su cuerpo mutilado fue encontrado con los pies y las manos atadas y envuelto en bolsas de plástico en un rancho cerca de Guadalajara casi un mes después.
El asesinato, el primero de este tipo de un agente estadounidense en territorio mexicano desde que ambos países comenzaron a cooperar en la lucha contra los cárteles, generó un gran impacto en ambos lados de la frontera y ayudó a impulsar la guerra contra las drogas.
El asesinato inspiró un “sentido de venganza” y un deseo “más personal y más drástico que nunca de eliminar el narcotráfico mexicano”, dijo Ernst. “Es uno de los eventos clave” que ayudó a influir en “la estrategia que luego se creó para perseguir a los jefes de estas organizaciones”.
La muerte de Camarena también se ha convertido en una piedra angular en la historia de los cárteles, retratada en varias series de televisión, incluida la más reciente en el exitoso programa de Netflix Narcos: México. También es recordado con amargura por la DEA, que nombró una oficina en San Diego en honor a Camarena.
La campaña de prevención de drogas Semana del Lazo Rojo también se lanzó originalmente como una forma de conmemorar al agente asesinado.
Al principio, Caro Quintero evadió la captura y huyó a Costa Rica, donde más tarde fue rastreado por agentes estadounidenses. Después de ser devuelto a México, fue juzgado y condenado por ser el autor intelectual del asesinato de Camarena en 1989.
Pero un juez anuló la condena en 2013, lo que derivó en la liberación de Caro Quintero, y después, aparentemente, regresó al negocio.
Según su acusación, el líder del cártel ayudó a traficar drogas a Estados Unidos varias veces entre 2015 y 2016, incluidos miles de kilogramos de cocaína, así como varias cantidades de metanfetaminas, marihuana y heroína.
nytimes.com